quarta-feira, 19 de agosto de 2009

Auto administração de testosterona e biopolítica


Conheça BEATRIZ PRECIADO, uma ativista queer que se auto administrou testosterona e escreveu um livro chamado TESTO YONQUI sobre o processo de transformação corporal, subjetiva e política que essa experiência proporcionou.
O site oficial é http://www.beatrizpreciado.com/ , de onde essa entrevista foi retirada.

PLEASE EXPLAIN, AS THROUGHLY AS POSSIBLE, HOW YOU CAME TO WRITE THIS BOOK, INCLUDING ANY INTERESTING EXPERIENCES YOU MIGHT HAVE HAD DURING YOUR BOOK'S RESEARCH, WRITING, AND PUBLISHING PROCESS:

El libro comienza siendo un diario de administración de testosterona en gel. Se trata de una hormona sintética que hoy puede conseguirse solamente dentro del marco de un proceso de cambio de sexo de mujer a hombre. El libro surge de una doble premisa: el deseo de auto-administrarme testosterona y la voluntad de hacerlo fuera del protocolo estatal de cambio de sexo. Fuera de un protocolo de cambio de sexo, la administración de testosterona se vuelve una droga ilegal. Pero, ¿por qué debería el Estado controlar el uso y consumo de las hormonas así llamadas sexuales? En el libro, frente a la gestión psiquiátrica de la transexualidad, se aboga por un uso ibre (copyleft) de las hormonas sexuales y de los códigos de género.

En realidad, yo había empezado a tomar testosterona y llevaba un diario de ese proceso, pero no había pensado todavía en hacerlo público. Pero en septiembre de 2005 muere Guillaume Dustan. Se trata de una figura importante dentro de las políticas y poéticas gays y lesbianas en Francia donde vivo. Desde Hervé Guibert, es el primer escritor abiertamente marica que concibe su escritura como un archivo total de su vida sexual. Para mi no era solo un escritor o un activista, sino que fue el editor de mi primer libro, Manifiesto Contra-Sexual, que se publicó en francés en el años 2000. Su muerte es la que va a empujarme a hacer pública mi proceso de administración. Testo Yonqui es un registro de mis prácticas con la testosterona, pero también un diario de duelo por su muerte.

No quería escribir un libro sobre la testosterona o sobre las prácticas transgénero. Sino un libro con la testosterona y con mi propia experiencia transgénero. El libro surge de esta experiencia. Creo que es algo que en filosofía hemos aprendido después de la segunda guerra mundial, después de Auschwitz, pero también después de los movimiento feministas y de lucha por los derechos civiles de las minorías raciales o étnicas: el pensamiento o es situado o no es pensamiento.

En el libro me he apoyado en aquellos pensadores que han producido conocimiento a partir de lo que yo denomino "el principio autocobaya", es decir, aquellos que comienzan la escritura experimentando con su propio cuerpo. Por ejemplo, Freud, que era un experimentador nato - en el libro yo le llamo "cloaca máxima"- porque aspiraba todo lo que tenía a mano (desde cocaína hasta las últimas técnicas de vasectomía de su época). Me he inspirado, por una parte, en el formato de los protocolos de intoxicación con psicotrópicos de principios y mediados del siglo XX como los de Poliakov y la morfina o de Walter Benjamin y el haschish; pero también en la literatura de autoficción gay, especialmente aquellos autores que utilizan la escritura para experimentar con su sexualidad como Hervé Guibert, Denis Cooper o Guillaume Dustan. En parte, el libro toma la forma de un diario de administración de dosis regulares de testosterona en gel durante 8 meses, se escribe durante el tiempo que dura esa experiencia. Como se trata de un experimento corporal, el lector encontrará tanto sesiones de administración de testosterona como relatos de mi propia sexualidad transgénero. Pero no es simplemente un registro personal. Porque en nuestras sociedades fuertemente estructuradas en términos de género (o eres hombre o eres mujer y son las instituciones médicas, psicológicas y jurídicas que trabajan con nociones de identidad sexual que provienen de la psicopatología del siglo XIX las que deciden) administrarse testosterona o habitar una condición transgénero son procesos inevitablemente políticos y culturales. Por eso, a la notación de los cambios producidos en mi cuerpo por la testosterona le acompaña un análisis de las condiciones económicas, farmacológicas, científicas y visuales en las que se producen y circulan las hormonas en la cultura contemporánea. Además, frente a la saturación de representaciones normativas de la sexualidad (tanto en la pornografía como en la publicidad o en el cine) el libro pretende producir representaciones de sexualidades minoritarias, que no pueden definirse simplemente como masculinas o femeninas, heterosexuales u homosexuales.

Hay dos imágenes que me ha acompañado durante todo este proceso de escritura y experimentación. Una fotografía del investigador Leonid Rogozov, un médico que durante una expedición en la Antártica en 1961 sufre un ataque de apendicitis y decide operarse a sí mismo. En la fotografía se le ve con el vientre anestesiado y abierto, pero consciente, utilizando sus propias manos para operarse. Otra es la imagen de un cyborg reparándose a sí mismo. En parte el libro es un ejercicio de auto-operación: abrir la caja negra de la identidad sexual pero haciendo un esfuerzo por estar consciente, intentando utilizar los instrumentos teóricos que ofrece la filosofía postestructural (Foucault, Derrida, Deleuze y Guattari), la filosofía económica postmarxista (Negri, Hardt, Marazzi, Lazzaratto, Virno) y la teoría queer (Judith Butler, Sedgwick). Nuestra identidad sexual tiene algo de imperativamente corporal y algo de robótica, efecto de un conjunto de sistemas construidos cultural y políticamente. El sexo y el género no son ni simplemente naturales ni únicamente un conjunto de signos culturales arbitrarios. Somos lo que Haraway denomina "sistemas tecnovivos". Pero podemos intervenir consciente y reflexivamente sobre esas construcciones.

Mi deseo es que Testo Yonqui sea una invitación para que el lector pueda mirar su propio cuerpo y su propia sexualidad como el efecto de un conjunto de procesos de construcción cultural, que se sienta al mismo tiempo liberado y comprometido con un proceso de producción colectiva que empezó a ser cuestionado y reformulado con los movimientos feministas y gays y lesbianos a finales de los años 60 y que es hoy un espacio de debate público, en el que, por tanto, deberíamos participar todos, no sólo las feministas o los homosexuales. Se trataría de tomar conciencia de que nuestras sexualidades y nuestros géneros son sistemas abiertos, ficciones colectivas, en las que podemos intervenir de forma más o menos normativa o creativa. Creo que este será uno de los retos para el futuro.

PLEASE SUMMARIZE WHAT YOUR BOOK IS ABOUT, DESCRIBING ITS MAIN THEME, ITS KEY ELMENTS, ITS SCOPE, AND THE FEATURES DISTINGUISHING IT FROM OTHER BOOKS OF SIMILAR SUBJECT:

Mi propia experiencia con la testosterona, mi cuerpo y mi sexualidad son el punto de partida para esbozar una teoría más amplia de cómo se producen las identidades de género y sexuales (la masculinidad y la feminidad, pero también la heterosexualidad y la homosexualidad) en las sociedades postindustriales. Para llevar a cabo este análisis, me he apoyado por una parte en Foucault y por otra en el feminismo queer americano. Foucault había propuesto un análisis lúcido del funcionamiento de los mecanismos de poder en los siglo XVIII y XIX, sin embargo, no había analizado el estatuto del cuerpo y de la subjetividad en las sociedades hiper tecnológicas y conectadas de la segunda mitad del siglo XX. Mi intención es llevar sus intuiciones hasta lo que yo llamo en el libro la "era farmacopornográfica", es decir, pensar con Foucault los cambios que se introducen después de la segunda guerra mundial con la invención del control farmacológico de la sexualidad (del que la comercialización de los esteroides y la invención de la píldora son el índice más notorio) y del estallido de la pornografía como nueva cultura de masas. Pero he querido llevar a cabo este análisis, incorporando algunas de las hipótesis más audaces del feminismo queer americano como las de Judith Butler, Eve K. Sedgwick o Donna Haraway. El movimiento queer , que apareció en Estados Unidos a principios de los años noventa como reacción a las políticas de identidad gays y lesbianas que abogaban por la integración de las diferencias en la cultura heterosexual dominante, se apropió del insulto queer (que en inglés significa maricón, tortillera, raro o tarado) para hacer de éste un espacio de crítica y contestación. Más allá de las luchas por la igualdad política o la defensa de la diferencia, las teorías queer proponen un análisis crítico de los procesos culturales y políticos a través de los que se construyen las identidades sexuales y de género (todas, tanto heterosexuales como homosexuales, masculinas como femeninas), alertándonos sobre los mecanismos de normalización, exclusión y naturalización que acompañan a la cristalización identitaria. En Testo Yonqui se afirma, por tanto, que las identidades sexuales no existen más allá de los códigos normativos políticos y culturales que las producen, y se estudian estos procesos en detalle.

Se analizan los circuitos discursivos, económicos y corporales a través de lo que se lleva a cabo la invención de las llamadas "hormonas sexuales" a principios del siglo XX, la transformación del control disciplinario durante el siglo XIX y principios del siglo XX (a través de lo que Foucault denominaba las instituciones de encierro como el hospital, la fábrica, el colegio, la prisión, etc.) en un nuevo control farmacopornográfico friendly y pop, un control molecular, microprostético y amistoso que se introduce en el cuerpo mismo y que promete liberar la sexualidad o mejorarla (como la píldora, la pornografía digital, el viagra, etc.). Y desde aquí y de la mano de las prácticas drag king (semejantes a las más conocidas drag queen, pero en las que se performa y parodia la masculinidad), de los movimientos transgénero (que critican los binomios normativos hombre-mujer, heterosexual-homosexual) o postporno (que buscan producir representaciones alternativas de la sexualidad a las que propone la pornografía dominante) se exploran vías de crítica, subversión y desplazamiento

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